Evita sustos y aprovecha para revisar tu cubierta

La primavera y el verano son buenas estaciones para comprobar si tan vital órgano bombea correctamente y, de paso, garantizar también la eficacia del escudo contra las altas temperaturas que nos esperan.

En mayor o menor medida todos los tejados sufren durante el invierno y casi siempre podemos encontrar pequeñas grietas o fisuras fácilmente reparables y que, si ignoramos, pueden acabar generando un problema más difícil y costoso de resolver.Al margen de la incomodidad obvia o los posibles problemas de salud asociados a las humedades, las filtraciones son muy dañinas para el tejado ya que pueden acabar deteriorando bases y fijaciones que podrán eventualmente incluso amenazar la estructura.

Aunque el trabajo en altura puede ser agotador en verano ya que el calor ataca implacablemente, el buen tiempo permite realizar estas labores sin las incómodas interrupciones climatológicas de otras estaciones y aprovechando las dilataciones de los materiales debido a las altas temperaturas. Es el momento más adecuado para sustituir las tejas dañadas o aprovechar la rehabilitación de nuestra cubierta para instalar placas bajo teja que van a incidir en la eficiencia, seguridad y sostenibilidad de nuestra cubierta.

Si además lo realizamos a principio de temporada, revisando también que los canalones y drenajes de agua están perfectamente despejados, podremos también contemplar desde el salón, sin preocupaciones, las virulentas precipitaciones, en ocasiones incluso en forma de granizo, que suelen producirse ocasionalmente durante la temporada estival.

El tejado puede llegar a aguantar mucho peso por la nieve, intensos golpes de granizo que aumentan el riesgo de rotura por no hablar de los riesgos de debilitación de las uniones del tejado provocados por el agua.

En una labor de puro mantenimiento, las tejas han de ser revisadas para ver si alguna se encuentra en mal estado tras los padecimientos del invierno. La teja rota puede generar filtraciones o incluso goteras que pueden desembocar en daños mayores.

Si ya tenemos detectadas las goteras hay que tener en cuenta que, de no repararlas, pueden generar humedades adicionales en paredes, suelos o incluso estructuras por lo que habría que sustituir todas las tejas en mal estado.

Si eres un manitas y te animas a realizar tú mismo la revisión, recuerda que los trabajos en altura son causa de numerosos accidentes y requieren medidas de protección que has de cumplir concienzudamente. Si eres instalador o encargas el trabajo a profesionales y te preocupa el Estado de Alarma o la situación propiciada por la Covid 19, debes saber que el Gobierno autoriza las reparaciones en las viviendas particulares, siempre que estas se lleven a cabo en “zonas delimitadas del edificio no habitadas o a las que no tengan acceso los residentes mientras duren las obras”. Es decir, un operario o instalador, podría estar trabajando en nuestra cubierta sin tener ningún contacto con los habitantes de la vivienda.

En bloques de viviendas al ser la cubierta un elemento “exterior” podría entrar en el grupo de actuaciones que se pueden realizar, con lo cual no existiría ningún impedimento para llevar a cabo el arreglo. Ante cualquier duda lo mejor es acudir a las recomendaciones que han sido recogidas por la Fundación Laboral de la Construcción en una guía que se puede descargar en su página web).