Calidad del aire y del ambiente en las granjas

La calidad del aire de los alojamientos ganaderos se ve reducida de forma significativa por la presencia de gases, polvo suspendido y bioaerosoles, que comprometen no solo la salud de los animales y del personal expuesto, sino que reducen también los rendimientos productivos y contaminan el medio ambiente.

Según diferentes fuentes, en España, la ganadería contribuye entre un 4 y un 17 % (en función del tamaño de partícula) al total de emisiones de polvo. En el interior de las granjas el polvo suspendido puede encontrarse en concentraciones de 10 a 100 veces más alta que en otros ambientes. Por ejemplo, es habitual encontrar en granjas avícolas concentraciones de 1 mg de partículas de polvo suspendido de 10 micras de diámetro (PM10) por m³ de aire, una concentración que supera en más de 15 veces el valor máximo que marca la legislación para partículas gruesas.

Ovejas churras Euronit

Origen del polvo suspendido en los alojamientos ganaderos

El polvo proviene de fuentes diversas como las heces, el pienso, los propios animales (plumas, pelo, descamaciones de la piel, etc.) y puede vehicular olores, gases y microorganismos. La asociación entre el polvo y los microorganismos suspendidos en el aire se denomina bioaerosol y se define como aquellos aerosoles que comprenden partículas de origen o actividad biológica (esporas, hongos, virus, bacteria, toxinas y alérgenos) que pueden causar algún tipo de patología de tipo alérgico, tóxico o infeccioso.

Efectos negativos del polvo y los bioaerosoles

En este sentido, existen tres maneras mediante las que el polvo y los bioaerosoles pueden afectar a la salud:

  • Por la irritación del tracto respiratorio y la reducción de la respuesta inmunitaria a las enfermedades respiratorias causadas por la inhalación de partículas de polvo.
  • Por la irritación del tracto respiratorio a causa de determinados compuestos asociados a las partículas.
  • Por la inhalación de microorganismos patógenos y no patógenos transportados por el material particulado.

Los bioaerosoles generados en el interior de los alojamientos ganaderos contienen en su mayoría bacterias y pueden estar relacionados con enfermedades infecciosas y zoonosis como campilobacteriosis, salmonelosis, brucelosis, fiebre aftosa, colibacilosis, influenza y enfermedad de Newscastle.

Además existen otros efectos perjudiciales de las partículas de polvo en el medio ambiente como el empeoramiento de la visibilidad atmosférica, reducción de la absorción de la radiación solar e infrarroja en el ambiente, estrés vegetal y modificación de los ecosistemas.

Soluciones aplicables

Por tanto, resulta imprescindible desarrollar estrategias técnicas y prácticas para reducir el polvo suspendido y los bioaerosoles, así como evitar su emisión al exterior de las granjas, que pueden ser desde sencillas medidas de manejo o programas de bioseguridad y vigilancia; hasta medidas técnicamente complejas como la pulverización de aceites y/o desinfectantes, la ionización negativa, la filtración del aire de entrada/salida o la oxidación fotocatalítica, la radiación germicida ultravioleta y la ozonización.

Y además, los gases

Y si además esto no fuera suficiente, la actividad ganadera genera también toda una serie de gases con efecto negativo sobre el medio ambiente. Pero es que encima suponen una pérdida de rendimiento en el uso de los nutrientes. Por tanto, es esencial reducir su emisión.

Pero no solo esto, también son perjudiciales, como ya hemos visto en entregas anteriores, para la salud de los trabajadores y de los animales. Por ejemplo, el amoniaco (NH3), fruto de la descomposición de la urea y el ácido úrico excretados por los animales, irrita las mucosas, en especial respiratorias, en función de la concentración alcanzada y del tiempo de exposición. Así, a 20 partes por millón (ppm) ya produce un leve picor en nariz y ojos. A concentraciones superiores (25-50 ppm) afecta a la salud respiratoria de los trabajadores, al bienestar de los animales y su producción.